Hoy os voy a contar como la mayoría de los arquitectos sueñan con diseñar un edificio que sea un referente y que ocupe un sitio señalado en la historia. Pero por desgracia, a veces, este reconocimiento mundial se genera por culpa de pequeños errores o fallos de diseño que terminan transformando sus obras en genuinos modelos a no proseguir.
Edificio en Shanghái
Primero de todo, vamos a hablar de la construcción que se desmoronó de lado. Sí, has escuchado bien. Por norma general, todos los edificios que se desmoronan lo hacen sobre su estructura. No obstante, eso no ocurrió con un bloque de residencias en construcción en la urbe de Shanghái.
La combinación de lluvias con una mala cimentación provocó que el bloque de 13 pisos cayera sobre uno de sus costados, quedando literalmente recostado sobre el terreno.
La edificación Walkie Talkie
El edificio Walkie Talkie fue desarrollado por el estudio Rafael Viñol y Arquitectos y situado en el distrito financiero de la ciudad de Londres. Brincó a la fama en dos mil trece por abrasar todo cuanto se ponía delante de la luz que reflejaban los cristales de su fachada.
La combinación de su forma, localización y altura producía un potente efecto lupa que llegó a fundir la carrocería de un turismo e incluso carbonizar múltiples alfombras. ¡Un error bastante grave!
La Torre Beetham
Cuando hablamos de la Torre Beetham, hablamos de un rascacielos de cuarenta y siete pisos y ciento sesenta y ocho metros de altura construido en la urbe de Manchester. Éste tiene la gran particularidad de producir un fuerte zumbido todas las veces que el viento sopla.
Pero, ¿qué puede ser el responsable de ese sonido tan irritante? El responsable es, nada más y nada menos, que una gran aleta situada en su parte superior. Un error bastante difícil de reparar…
El Palacio de las Artes de Valencia
Otro gran error y de un arquitecto tan conocido como Santiago Calatrava es el de: El Palacio de las Artes de Valencia. A pesar de ser uno de los arquitectos españoles más conocidos universalmente, es el que amontona un mayor número de fallos y polémicas en sus espaldas. El Palacio de las Artes de Valencia es un claro ejemplo de ello. Pese a haber costado 478 millones de euros, apenas 7 años después de ser estrenado, su fachada comenzó a agrietarse, mientras que las piezas que formaban la cubierta se abombaban y desprendían. Frente al peligro, debieron ser retiradas.
El Edificio Citicorp
No sé si conoceréis el Edificio Citicorp, pero esta torre, erigida sobre múltiples pilares y de 59 plantas y 279 metros de altura, pudo haber causado una genuina catástrofe en pleno Manhattan. Tras su construcción, una estudiante de ingeniería descubrió que su particular diseño no le dejaría aguantar vientos de más de ciento doce kilómetros por hora sin peligro de caerse sobre el resto de las edificaciones de la urbe.
Frente a una situación tan frágil, los dueños optaron por esconder el riesgo a la ciudadanía y fortalecer las uniones de la estructura a lo largo de la noche durante una semana.
La torre John Hanckock
La construcción de la torre John Hanckock supuso una genuina revolución para la urbe de la ciudad de Boston en los años setenta. No obstante, apenas unos meses tras su inauguración, los inmensos cristales que cubrían la fachada empezaron a desprenderse y caer sin motivo aparente.
Para eludir desgracias, los cristales fueron reemplazados por paneles de madera. Nunca se supo el error exacto de porque los cristales empezaban a desplomarse contra el suelo.
La Torre de Pisa
Esta torre es una edificación conocida ya por todos nosotros que, debido a una deficiente cimentación provocó que, transcurrido un tiempo, el campanario de la catedral de la urbe italiana de Pisa comenzase a agacharse (inclinarse) sensiblemente.
Transcurrido un tiempo, esta torre se transformó en un genuino símbolo de la zona, que de año en año atrae a millones de visitantes.
En definitiva…
Después de haber visto todos estos errores arquitectónicos, pensad que les hubiese pasado a esas personas sin tener un seguro con el que cubrir los errores imprevistos. Como hemos visto, hasta a los arquitectos más importantes les pasa. ¿Crees que merece la pena arriesgarse a cometer errores inocentes sin un seguro que te respalde? No te arriesgues, siempre se debe buscar una cobertura que se extienda a nuestra actividad profesional en su totalidad.